Pese a la gran pujanza de Internet, el gran medio de la mayoría de la gente que nos hace vivir la Aldea Global es la televisión. Y quizás ese es el problema. La televisión se instauró como el gran medio por excelencia en la década de los 50, desbancando a la radio y profetizando una errónea desaparición de la prensa. Cincuenta años después, pese a no haber eliminado el resto de los medios, sigue siendo la Biblia del ciudadano de a pié para saber qué es lo que pasa en el mundo. Pero los medios no son autónomos, no cumplen por sí solos la labor de informar y de dar conocer, mediante la reconstrucción fidedigna, la realidad que inunda la Aldea Global.
El medio es el mensaje, y la utilización del medio (por bueno que sea) desvirtuará el mensaje de la misma manera. Hoy en día sólo existe lo que aparece en televisión y la importancia de los problemas que aparecen es la que los medios le quieran dar. Pero el abuso de poder se da en todas partes y de muchas formas, y cuando se trata de información, el poder exacerbado provoca desinformación.
La televisión como líder de público, la prensa (y, a veces, también la radio) como líder de opinión, Internet como líder de libertad... todo liderazgo trae consigo el abuso. La desinformación en los medios (y me centraré en la televisión como medio de mayor alcance sociodemográfico) queda patente en su primer nivel:la selección de información.
Obviamente hay que hacer una criba, no todo cabe en un informativo. Pero éste es el nivel que debería ser más objetivo, ya que en el tratamiento y producción la desvirtuación del mensaje es casi inevitable. Sin embargo, la selección es el punto más fuerte de la desinformación, ya que es el menos evidente. Somos capaces (muchas veces) de reconocer las opiniones camufladas de información, las manipulaciones formales, las mentiras... pero no de ver lo que no se dice, lo que no se cuenta... en definitiva, lo que no existe porque la televisión lo obvia.
Cada día los informativos se asemejan a aquella ya desaparecida revista de sucesos “El Caso”. Es cierto que muere mucha gente en las carreteras y que la violencia doméstica (que no de género ni de sexo ni machista) es un problema evidente, pero también es cierto que esas no son las únicas noticias que suceden en el mundo.
Si le preguntásemos a cualquier persona qué pasó ayer en el mundo nos diría: “Rajoy y Zapatero se pelean, un hombre mató a su mujer, tres muertos en accidente de tránsito, el violador de la Vall d’Hebron está en la calle, siguen buscando a Madeleine, pasarela de Milán, Angelina Jolie estrena peli, 50 muertos en Irak…” Y si le hubieras preguntado el día antes o una semana antes o pasado mañana te diría lo mismo. Nadie sabe qué está sucediendo en el Líbano y por qué (donde, por cierto, tenemos tropas destacadas), nadie conoce los diferentes conflictos y sucesos que se desarrollan más allá de este cerco que los informativos nos marcan. No existe, no sale en televisión. Los informativos nos inundan de noticias banales, o importantes pero repetidas hasta a saciedad, o de reportajes que ya sacaron el año pasado y obvian que en el mundo somos más de 6.000.000.000 de personas y que hay algo más allá del primer día de colegio de la infanta Leonor y de la enésima noticia a cerca del peso de las modelos.
Los informativos tienen que servir para que el ciudadano de a pié conozca el mundo que le rodea, tenga un poco más cerca lo que sucede a su alrededor, se haga una idea del mundo que no puede conocer por si mismo. Hoy en día, los medios nos venden que eso es eso lo que hacen los informativos y nosotros lo creemos. Cuando en realidad, no conocemos ni una ínfima parte de lo que sucede, y no por falta de posibilidades, sino por el sesgo informativo que los medios realizan deliberadamente, bien sea por motivos comerciales, políticos o de intereses corporativos, y que provoca una total desinformación.
La pequeña desvirtuación de la noticia, un mínimo de desinformación durante el proceso de selección y elaboración es inevitable y casi permisible en los medios, pero el abuso que están ejerciendo de ese margen que se les da es inadmisible. Necesitamos medios conscientes de la tarea que están ejerciendo, necesitamos información.